A pedales por la montaña palentina

Pues como no podía ser de otra forma, había que añadir otra modalidad a nuestro querido polipatetismo(quien mucho abarca poco aprieta).

Para los inicios en estos asuntos beteteros me acompaño Cane_Lon, y el sitio elegido es mi favorito, “El paraíso” o mas conocida como la montaña palentina.

La ruta empezó en el Poblado del pantano de Compuerto (Colonia del Brezo), salimos a las 12 y pico. El primer tramo le hicimos sobre asfalto hasta el mirador del pantano. Tras esta primera toma de contacto, llegamos a Valcobero y empezamos a disfrutar de la primera subida, que es al Cristo Sierra.

Empezaron los sufrimientos y los resoplidos. Tras superar los primeros tramos, justo antes de llegar a la fuente/pilón que hay a la izquierda, Cane_Lon se cayo por sus “queridos” automáticos. Tras el leve percance, cogimos ritmo y llegamos, tras hora y media desde la salida, al Cristo Sierra.

Un par de fotos y continuamos camino Valsurbio. A los pocos metros de ruta, se termino la subida, y disfrutamos de una placida bajada. Algún derrape, algún susto, algún jiji, algún jaja… hasta que llegamos a Valsurbio.

Nunca habíamos estado, asique parada obligada. El pueblo esta entero en ruinas, menos un par de casas que están reconstruyendo.

Continuamos bajando, hasta llegar al Valle Miranda. De allí continuando la bajada, llegamos a Camporredondo y sacamos los bocatas. Hasta parecía que íbamos bien de tiempo. Eran las 3 y poco. Lo difícil en Camporredondo fue encontrar una fuente, al final cerca de la iglesia y tapado el chorro con un corcho, la encontramos. Llenamos los botellines, y empezamos el regreso.

Había visto que teníamos varias posibilidades, pero la que mas me motivaba era la ruta que iba cerca del pantano y luego subía ”to tieso” hasta Valcobero. Una vez dejamos el pantano a la derecha, el camino se pone durísimo, es un sufrir continuo. Hasta que llego el momento de poner pie a tierra y arrastrarnos empujando la bici.

Una vez superado, con mas pena que gloria, este infernal tramo. Cogimos una desvió a la derecha, es decir, dejamos el camino que va directo a Valcobero para regresar al Cristo Sierra.

Este tramo fue le que mas me gusto de la ruta, siempre picando hacia arriba y en medio de un bosque precioso. Además de vez en cuando podías ver las cimas de Espigüete y Curavacas y demás llenas de nieve!

Llegamos al Cristo Sierra, nos ajustamos las mochilas y nos tiramos en tromba hacia Valcobero. Disfrutamos la bajada, aunque nuestra inexperiencia en este tipo de lides, casi hace que terminemos en la cuneta. Una vez en Valcobero, en vez de seguir carretera abajo, fuimos por atrás del pueblo para poder ir por un camino que bordea el bosque.Otro tramo muy chulo que al ser en bajada es muy disfrutón.

Este camino termina en la cola del pantano de Valcobero, y ya desde aquí todo asfalto hasta el coche. Llegamos exhaustos y con una sonrisa. Eran las 6 o así, y estábamos reventados.

Día de muchísimas risas y mas sufrimiento. Pero que tenemos ganas de repetir, a ver si puede ser y mejor antes. Muchísimas gracias a Cane_Lon, que se porto como un jabato y se animo a meterse en este berenjenal conmigo.

HOY TOCA EN SANTA GADEA

_ A ver gañan, bajas o que…
_ No, no, no… que he dicho que no bajo y no bajo, vámonos pa  Santa Gadea.

Dicho y hecho, se recogen las cosas y después de picar un poco tiramos para Santa Gadea. Así mañana amanecemos y pa los bloques… venga ahí el fanatismo.

Desandamos el camino, hasta llegar a Ariza donde tomamos la carretera que nos lleva hasta Santa Gadea y lo que mas le choca a Michellangelo es que a la entrada del pueblo aparece una señal en la que pone eso de que por allí andan “animales sueltos”.

Ya dentro del pueblo nos es necesario hidratarnos plenamente de un día de esfuerzos y calor dirigiéndonos como polillas a la luz al lugar de mas culto en  cualquier recóndito lugar de esta nuestra España, los bares. La pena es que el de este lar estaba cerrado y no nos íbamos a quedar sin cerveza por lo que vuelta para atrás y a Ariza a buscar una San Miguel. ¿Se pueden decir marcas?, Bueno, me da igual, estamos en Burgos y aquí se bebe San Miguel.

Después de no solo una y de intercambiar impresiones  con la camarera, una mujerona de tomo y lomo, enfilamos de nuevo para arriba a montar campamento en el  parking junto a los bloques. Calzamos la furgo y a preparar la cena. Michellangelo en lo que se calienta la cena se dedica a su nueva afición que es la fotografía y entre dimes y diretes terminamos con un tecito a la luz de la luna adoptando esta todo su protagonismo. Tampoco tardamos mucho en irnos a dormir.

A la mañana siguiente limpiando un poco el vaho del cristal se abre a nuestros ojos un momento de esos que hacen parar el mundo. El valle entero aparece lleno de bloques por todos los lados, emergiendo de entre las brumas iluminados por el sol con la poca fuerza que le da la mañana. Sin perder la formación se mantienen inertes como legiones de soldados a la espera de una orden, de una arenga  para comenzar la batalla. Cuanta gente daría lo que fuese por contemplar la visión de un campo lleno de moles cada mañana. Cuantas cosas daríamos porque esto se pudiese repetir mas a menudo. Pero hoy estamos aquí y hay que aprovecharlo. Lástima que nuestros cuerpos no se encuentren en las mismas condiciones que la ambición  con la que nos merendaríamos los bloques.

Después de un buen desayuno y desentumecernos un poco preparamos las cosas y bajamos hasta Zona Cero. Nos dedicamos a ir viendo bloques de la que vamos bajando y nos salimos, adrede,  hasta aparecer en el sector Lanzayemas, un poquito mas allá. La excusa de llegar hasta allí es la de poder vislumbrar un sector impresionante, de bloques que llaman en su conjunto la atención y entre ellos el que yo explícitamente quería ver, el Lance del Dalila. Hay queda enmarcado para no muy adelante, mas bien pronto.

Volvemos de nuevo a Zona cero e intentamos hacer lo que buenamente nos es posible. Buscamos una placita por detrás de los bloques 2 y 3 donde nos encontramos con bloques de varios grados, desde el quinto hasta el 6c+. Que duda cabe que la verdad sea dicha, nos ha parecido igual de duro un quinto que un “seisce” y siguiendo la tónica del día anterior “aquí todo hay que apretarlo” pero a mitad de pila.

A Michellangelo siempre se le dan bien los segundos días y va entonándose con bloques como ¿?V+, ¿?6a, ¿?6a+, ¿?6b. En este ultimo llega el tío y me cuenta eso del Flow. Esa teoría de la que nos hemos comprado hasta libros para llegar a entenderla y con sus santos conguitos, un impulso, un poco de flow y se queda montado sobre un “buen pie”, en equilibrio. Lo mejor viene cuando tiene que explicarme como es su flow, el cual he visto y trato de imitar siempre bajo su influjo.

Después de unas galletas a Michellangelo le llama la atención un bloque de 6c con una salida de mantel de encogimiento total, para tíos cuerpo gladiador como el del compi. Lo prueba una primera vez y se queda a vivir en la salida, como el que se encuentra sentado en la parada de autobús a la espera de unos cuantos, pues pasa el tiempo sin que ceje en su empeño de sacarlo por arriba. Impresiona ver la tozudez con la que se enfrenta al bloque. Le pruebo y voy para abajo bastante mas rápido que Michellangelo. Sera que yo no encontré la parada del bus.

Es uno de esos bloques que te mina el físico y la cabeza y después de que Michellangelo  le de cierto numero de pegues que le deja tirado por los suelos pasamos a hacer un intento a un lance cercano y a otros bloques de los de que ya ni te levantas, con lo que decidimos acertadamente que la batalla contra los molinos… que no, que son bloques, la damos por perdida. Así que recogemos los bártulos  y tiramos para la furgo para darnos un paseo a lo verano azul por carreteras secundarias de vuelta a casita, que es donde mejor se esta. Por lo menos cuando no se puede escalar mas y ese era caso.

RESCONORIO Y EL KANKRO PA CASA

Una vez mas descanso de Lunes y Martes en el que coincidir con Michellangelo. Eso significa que según hablamos la ultima vez el destino iba a estar en el norte huyendo del granito de Salamanca donde coincidimos la ultima vez.

Quedamos en Osorno, en el restaurante que hay en la entrada. Así, si alguien se retrasa, ¿seré yo?, pues ni pasa frio ni se tiene que quedar esperando en el coche. Como siempre fui yo quien llego tarde y michellangelo ya me estaba esperando en el coche. No se por qué quedamos en un bar. Nos saludamos y como teníamos todo el tiempo del mundo nos dedicamos a tomar un café largo y ponernos al día, mas realizar transbordo de material de su coche a la furgo.

Una vez en marcha y de pensar  entre si ir a Santa Gadea o tirar hasta Rozas Michellangelo se dedica a ojear la guía y preguntarme por Resconorio, sitio en el que yo pensaba que él ya había estado y no era así, así que tiramos un poco mas y subimos hasta ese lugar que dicen que se parece tanto al Peak District, claro esta salvando las distancia… de todo tipo.

Ya la carretera de subida te deja esas pequeñas pinceladas del paisaje tan característico de Cantabria, rozando las nubes por carreteras perfectamente asfaltadas hasta que se acaban y tienes que tomar otras de tierras con mas baches que un campo de tiro. Se nota que es invierno ha sido duro.

Llegando a los bloques a Michellangelo ya le resulta curioso que casi es salir de la furgo y ponerse a escalar. Bueno, realmente es al revés, ponerte a escalar y cuando sales de los bloques por arriba te espera la furgoneta. Ni siquiera me dejan tirar los crashpad desde arriba, por si se mojan.

Bajamos con todo para los bloques y nos ponemos a calentar como siempre en los primero bloques que aparece a la derecha según bajas y que salen de tercero, segundo, cuarto grado o algo así, pues el grado es de aquella manera, en fin.

De la que nos íbamos haciéndonos con el sitio, vale, yo he ido mucho pero cada vez que vuelves hay que hacerse con el sitio, aparece ante nosotros un bloque muy conocido de 6b al que a todo el mundo que lo prueba le llama la atención y Michellangelo no iba a ser menos. En este caso para echar pestes sobre él, El Mamapitos. Le digo que es un bloque de “trucola” y que hay que encontrarlo. Un pegue, dos pegues, tres pegues, cuatro, cinco y Michellangelo se empieza a hacer con el sitio con frases como “si es que aquí hay que apretarlo todo con todas las partes der cuerpo, no tengo parte del cuerpo que no apriete aunque solo sea pa levantarme del bloque”. El caso es que primero a uno y luego a otro nos sale y aunque pensé que lo decía de coña Michellangelo me confiesa que vamos rápido y que este bloquecito le ha reventado un poco. Hay que hacerse con el sitio eh.

Después de descansar encima del bloque simulando a Simba, el del Rey León, seguimos disfrutando “de los maravillosos bloques” que nos deja el lugar, tales como los de la mole de arenisca que simula un cachalote y del que recibe su nombre uno de mismos, Moby Dic. Entre ellos uno que no aparece en la guía que nos inventamos, que seguro que siempre se ha hecho y que los lugareños habituales conocerán.

La verdad que es un día intenso y tras un breve descanso comenzamos la ronda con los bloques Esquinas Torres, Coste de oportunidad, Estírate si puedes… todo ello acompañados de buen sol y una brisa que bien disimula el rojillo que va cogiendo la espalda.

A Esquinas Torres se le da unos cuantos tientos, pero siempre queda en un casi y parece que entre unos bloques y otros muchos en el día de hoy iban a quedar en eso, en casi.

Como siempre que voy por allí hay que darle unos peques al lance del Kranko. Llevo mucho tiempo queriéndolo sacar y en todas las crónicas de este lugar después de veinticinco pegues el resultado era el de siempre, la colchoneta. Le doy algún pegue quedando cerca, como siempre. Michellangelo lo prueba y su opinión “que esta en ca cristo”, mu lejos, así que que abandonamos la idea de darle por la de echarnos en las colchonetas.

Entumecidos nos levantamos el rato de estar el solillo por decir que hay que hacer algo y probamos los 6a que están de frente, con el resultado esperado de que van saliendo pero con un cansancio extraño que no sabes en que bloques se ha ido acumulando, ah si, en todos. Terminamos haciendo la salida de mantel de El Incrustradito para decidir que lo que queda es hacer el tonto y que mejor manera de hacer el tonto que probar de nuevo el Kran. Esta vez con mas decisión que nunca, que tiene que sonar la flauta alguna vez. Un primer peque… cerca. Un segundo pegue… meto los dedos. El tercer pegue a muerte y cuando te quieres dar cuenta suena ese toque característico de que has metido la mano hasta dentro y se queda pegada, así que pongo la otra y espero a Michellangelo en la furgoneta. Ya no quiero bajar mas, por si acaso.

MI PRIMERA VEZ

Hoy papá ha llegado cansado así que me he decidido por escribir yo en el blog. Han tenido un día largo. Trabajar por la mañana y Tuerces por la tarde.
Mamá ha venido a buscarme a la guarde y luego hemos ido a buscar a Gelens y a papá para salir zumbando para las Tuerces, que dicen que siempre están ahí.
Lo bueno de no tener que conducir es que puedo ir dormida todo el rato hasta que oyes el freno de mano y abres los ojillos para decir eso de “vamooooos” y mientras los mayores preparan las cosas para subir, pues han dejado la furgo abajo del todo, yo me dedico a coger florecillas del campo y oler las que no arranco.
Papá se ha pegado una buena zurra. Además del crashpad con todo dentro me ha subido a mi en hombros hasta unos bloques que estos dicen que están por detrás de la Mesa, como sudaba. Ahora que como dice él, ha llegado caliente a los bloques.

Ha venido con nosotros Gelens, que hacia años que no escalaba. Así que hemos buscado un sitio donde yo pudiese jugar y estos hacer bloques fáciles. Después de hacer unos cuantos papa se ha ido con otro chico que andaba por allí a ver no se que sector, no le he entendido muy bien pues me he quedado con mamá y Gelens jugando. El caso es que al final hemos terminado donde estaba el chico este que ha estado enseñándole bloques a papá. Los demás han aprovechado para seguir haciendo algo.
Como ya llevábamos algún tiempo allí he empezado a hurgar en la mochila de papá y he sacado mis gatos, o como los llamo yo los “maus”. Me los he puesto, que ya se y le he dicho a papá que era mi momento. Esta claro que me ha echado una buena mano porque no se me ha ocurrido otra cosa que ponerme a hacer mis primeros pinitos sola en un desplome, aunque no se lo que es. Yo hago igual que en el tablón, agarrarme muy fuerte y decir “pes…pes” que es con lo que el pesado de papá esta continuamente diciendo que se escala. Aunque a él le fallan mucho (tambien estoy aprendiendo a “echarla”).
Realmente a mi lo que me gusta es coger altura para luego tirarme a la colchoneta y que me cojan antes de caer, me rio mucho y se que a mas de uno en estos momentos se le esta cayendo la baba.
Tampoco he estado mucho escalando pues me canso rápido y  ha sido papá el que se ha quedado con el chico de Burgos que se llamaba Alfonso. Gelens estaba también cansada y nos hemos quedado las chicas tiradas en la hierba en lo que estos dos seguían hablando y dándole a algún bloque.
Han hecho unos bloques que estaban próximos y cuando se han acabado papá a visto un lance de esos que tanto le gustan de un bloque que ya habían probado. Vamos que ha debido de quitar las presas del medio y ha tomado el camino mas corto, del inicio al final directamente. Debía de ser mu largo era como cuatro veces yo, aquí dejo una secuencia.

A eso de las ocho hemos ido para otro lado pero ya estábamos todos mu cansados, vale papá no, quería seguir y decía que eso era buena señal. El caso es que no hemos estado mucho mas pues mamá tenia frio y yo estaba ya bastante cansada, tanto que he bajado en brazos medio quedándome dormida y lo he hecho en la furgo y ya no me he despertado hasta el día siguiente. Mañana toca descansar.